Anunciacion


Anunciacion
Hacia 1440
R.V. der Weyden (1399 -1464)

 
Pintor de la escuela flamenca, se establecerá en Bruselas de donde llegará a ser pintor oficial. También viajará a Italia, y su fama le hará trabajar para la casa de Borgoña y también para el rey Juan II de Castilla.
Esta tabla, era la central de un tríptico, en cuyos laterales un díscipulo del maestro, pintó a la donante y una escena de la Visitación.
 
En el cuadro aparece el árcangel San Gabriel de pie, con un rico vestido, lleno de pliegues que consiguen dar volumetría a la figura, al mismo tiempo que reflejan la riqueza de las telas comerciadas en los Paises Bajos.
La Virgen es sorprendida en oración, ante un reclinatorio y con un libro en su mano; recogiendo la profecía de Isaias (7, 14). En los gestos de los dos personajes, vemos cierta teatralidad para dar forma a la escena y a la conversación entre ambos.
Fijémonos también en los colores del cuadro: con el rojo el artista refleja la futura pasión de Cristo, que viene desde el mismo momento de la Anunciación; sufrimiento futuro del Hijo de de la Madre.; y el azul para la Virgen, símbolo de una esperanza en lo divino.
En el marco espacial, la casa de Nazaret, se convierte en una casa burguesa de Flandes; donde aunque no se emplea perspectiva al modo renacentista; al fondo se abre una ventana que da profundidad a la escena, al mismo tiempo que luz a la estancia; aunque observar que las sombras son apenas esbozadas.
El mobiliario, como decimos completa la escena, como si de una casa burguesa se tratara.


Esta pintura tiene una abundante simbología que conviene desgranar:
Las flores, blancas, azucenas, tres: símbolo de la pureza de la Virgen; antes, durante y trás el parto; siguiendo una frase de San Bernardo que decía: " que la flor quiso nacer de una flor en la estación de las flores".
También el jarrón tiene su explicación, pues los artesanos de los gremios de orfebrería y loza franceses celebraban su día el 25 de marzo, día de la Anunciación.
A la izquierda en la chimena, tenemos otro frasquito de cristal, que también es símbolo de la pureza de María, según las Celestiales revelaciones de Santa Brígida, "el sol cuando pasa por un vidrio no daña ni quiebra, así la virginidad de mi purisima madre no fue manchada ni dañada, cuando yo tome en su vientre mi humanidad". Junto al frasquito unos frutos que nos indican que Maria es símbolo de obediencia, frente a la desobediencia de Eva.
La lámpara en la cual solo hay una vela, símbolo de la omnipresencia de Dios, del único Dios; y por último el medallón encima de la cama, en el que está representado ya Cristo
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Manuel
Fuente: Magnificat nº 99

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