Porta Fidei : La puerta de la Fé (VI)



6. ""La renovación de la Iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó. Precisamente el Concilio, en la Constitución dogmática Lumen gentium, afirmaba: «Mientras que Cristo, “santo, inocente, sin mancha” (Hb 7, 26), no conoció el pecado (cf. 2 Co 5, 21), sino que vino
solamente a expiar los pecados del pueblo (cf. Hb 2, 17), la Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesitada
de purificación, y busca sin cesar la conversión y la renovación. La Iglesia continúa su peregrinación “en medio de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios”, anunciando la cruz y la muerte del Señor hasta que vuelva (cf. 1 Co 11, 26). Se siente fortalecida con la fuerza del Señor resucitado para poder superar con paciencia y amor todos los sufrimientos y dificultades, tanto interiores como exteriores, y revelar en el mundo el misterio de Cristo, aunque bajo sombras, sin embargo, con fidelidad hasta que al final se manifieste a plena luz"".

Comentario: Seguimos con la publicación de la Carta Apostólica de Benedicto XVI en este Año de la Fé.
Se nos dice en este punto, que nuestro ejemplo es básico para la comprensión de la Palabra de Cristo. La Iglesia como cualquier institución tiene luces y sombras, pero a pesar de esas sombras continúa caminando, y el buen ejemplo de la mayoría de los cristianos tiene que ser luz para el mundo; y no verse ensombrecida por los malos ejemplos que también dentro de ella están presentes.

Manuel

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