Reflexión: ¿ Qué hemos hecho mal ?



¿Qué hemos hecho mal? Mis hijos no son cristianos.
No es difícil encontrarse con muchos padres y especialmente madres, que se lamentan por sus hijos, a pesar de haber sido educados por ello de la manera más cristiana posible, han abandonado la fe y toda clase de prácticas religiosas. Muchos se preguntan qué  es lo que han hecho mal ellos para llegar a esta situación..
Estamos asistiendo a una ola de descristianización. Hoy, creo que muchos estamos de acuerdo en que la crisis que nos golpea no sólo es una crisis económica, sino que está asentada en una crisis de virtudes y valores, que han dejado el camino abierto a una corrupción que abarca a todos los aspectos de la vida. Hay cantidad de padres que han perdido la práctica religiosa y ya ni siquiera bautizan a sus hijos.
Muchos padres y madres te dicen con frecuencia: mis hijos son buenos, son bastantes solidarios, son personas educadas, pero de la Iglesia y de los sacramentos no quieren saber nada. ¿Qué es lo que podemos hacer?.
Creo que ante todo, lo que hay que dar es esperanza y que los padres pueden hacer fundamentalmente tres cosas: sus consejos, su oración y su ejemplo..
Los consejos, prácticamente desde la pubertad, son  bastante ineficaces, pero aunque los hijos digan” Mamá eres una pesada” la contestación debe ser “Ya lo sé hijo, pero prefiero que me digas pesada, a que un día me tengas que decir. Mamá, ¿porqué no me avísaste?..
Lo que pueden hacer unos padres por sus hijos es rezar. Sí, aunque actúe de modo misterioso, la oración es la más importante. Seguir el ejemplo de Santa Mónica que durante tantos años pidió la conversión de su hijo, S. Agustín.
Algunas veces es el cansancio, la aridez del corazón lo que empuja a tirar la toalla. Hay que recordar que la mejor oración de Jesús fue la de Getsemaní, pide que pase de Él el sufrimiento “pero no se haga mi voluntad sino la tuya”.
Una oración perseverante y constante de una madre, no puede perderse, porque está claro que Dios la escucha.
El ejemplo, hay que procurar que vaya unido a la oración. El ver que su madre cree y va a Misa, no deja de ser para los hijos un gran interrogante. Si encima perciben una gran generosidad y una alegría interior, es indudable que ello les cuestiona.
Un problema muy preocupante es el de los nietos. Ante el fallo de los hijos, los abuelos han de hacer lo posible por transmitir la fe a sus nietos, pero siempre teniendo en cuenta que la responsabilidad final educativa es la de los padres. Pero así como los padres les queda una formación en los valores humanos, me temo que unos padres que prescinden totalmente o van contra los valores cristianos, sean capaces de transmitir ni siquiera valores humanos a sus hijos.
El porvenir está un poco negro, pero afortunadamente está la gracia de Dios y la acción de Dios en la Historia. La Historia Humana es sobre todo, Historia de la Salvación.

Antonio

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