Porta Fidei: La puerta de la fé (I)


1. «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma.
Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el bautismo (cf. Rm 6, 4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (cf. Jn  17, 22). Profesar la fe en la Trinidad — Padre, Hijo y Espíritu Santo— equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor.


Comentario: El Santo Padre, Benedicto XVI publicó esta Carta Apostólica con motivo del Año de la Fé 2012-2013. Por este motivo y también como humilde homenaje a su labor al frente de la Iglesia, vamos a ir desgranando poco a poco esta carta.
La fé es el vehículo que nos abre el camino de Dios y de la Iglesia, camino nos dice el Santo Padre que dura toda nuestra vida y que nos permite, por la resurreción de Cristo, pasar a la vida eterna. Fé en la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo
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Manuel

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