Poema


Te busqué entre las cosas
como un soplo de viento
entre las cañas del trigal dorado.
Te busqué por los cielos
como la luz que llena los espacios.
Por el mar te busqué como un murmullo
sin principio ni fin; por el arcano
de mi ser sin quietud, como el deseo 
sin nombre; por los altozanos
de mi pensar, como la luz dorada
del sol poniente; por el verbo vano
del lenguaje sonoro, como un nombre
tejido de campanas y de salmos.

Y un día, cuando yo no te buscaba,
en mi retorno desilusionado,
te cruzaste conmigo suavemente
y me diste la paz como un honrado
labrador, por la tarde, en la vereda, 
con todo un sol maduro de crepúsculo
sobre la curva lenta de la mano.

J. M. Pemán.

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