Peregrino ruso

EL PEREGRINO  RUSO      ( ANÓNIMO)
El Peregrino ruso es una obra que contiene un mensaje transcendental: la necesidad de la oración continua. A lo largo de sus páginas, el peregrino, con su propio itinerario físico y espiritual y con la ayuda de su director espiritual o staretz nos guía en el aprendizaje de la oración continua y nos muestra los efectos  positivos que causa en el alma y en el cuerpo de la persona que la practica.
Los relatos señalados en el texto hablan de un hombre que busca incansablemente acercarse a Dios y estar en constante  mente y sin tregua imbuido en la oración de Jesús con los labios, el corazón y la inteligencia haciendo el mandato escriturístico “Orad  sin cesar” un estilo de vida para el cristiano.
“Jesús mío, ten misericordia de mí”. En esta oración se engarza todas las demás formas de acercarse a Dios. Es la oración constante que lleva al hombre a estar siempre alabando a Dios y por ello, recibiendo su bendición.
El texto compuesto de cuatro relatos muestra las travesías vividas por este hombre que busca obedecer  el mandato de Dios llegando a despojarse de todo, fruto de la relatividad que logra de los bienes materiales en función de su objetivo.
El peregrino, más que autor, es el protagonista. Resume, en una figura muy conocida dentro del paisaje humano de Rusia (los staretz), las experiencias vividas por más de un cristiano ortodoxo a quien su fe le conduce a realizar un itinerario  real  e imaginario hasta alcanzar la ciudad eterna Jerusalén. La oración del corazón profundizada por la lectura  de un libro místico como es la Filocalia, sirve al peregrino para realizar su viaje.
En su peregrinar conoce a condenados a trabajos forzados, desertores, nobles, miembros de diferentes sectas, sacerdotes, pero nada lo detiene. Su preocupación es pasar de la noche oscura a la noche luminosa: la contemplación de la Santísima Trinidad. Alimentado de las enseñanzas teológicas, todas sus acciones son guiadas por el deseo de la perfección espiritual, cuya finalidad es la contemplación. Es su búsqueda por las cosas de arriba, de la oración perfecta. Este es el anhelo de un hombre que se ha acercado a Dios o ha tenido un encuentro con Él. Un encuentro de salvación. Cuando uno descubre a Jesucristo tiene dos opciones: seguirle y caminar tras sus huellas o resistirse a esta convocatoria y dejarse llevar por una fe mediocre que termina muriendo.
Algo parecido a lo que me pasa a mí personalmente. Un día dejé entrar al Dios de la vida en mi historia y me dio vida en abundancia, pero han de hacerse continuas y constantes opciones diarias y cotidianas que aseguren la renovación del deseo de  continuar tras los pasos del Maestro. Esta es la lucha interior por doblegar a los malos espíritus y alcanzar a Dios en su amor que se abajó para llevarnos con Él al Padre por el Espíritu de vida.
 Como el peregrino hizo, descubro en mi vida el deseo de acercarme siempre a Jesús.
Pero a veces siento que estoy demasiado lejos para asemejarme a la forma y radicalidad del personaje de este relato.
Antonio

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