Expulsión del Paraíso, Masaccio.

Masaccio (1401-1428)
Expulsión del Paraíso
 
En la iglesia florentina de Santa Maria del Carmine, Capilla Brancaci; tenemos esta pintura que junto al Pecado Original, rompe la unidad decorativa del resto de la iglesia dedicada a San Pedro.
En las pinturas trabajaron tres pintores: Masolina, Masaccio y Lippi.
En 1781 sufrieron importantes daños debido a un incendio; aunque hoy podemos contemplarlas con sus colores originales gracias a la restauración de las mismas.
Masaccio creció como artista en Florencia y en su corta carrera realizó importantes obras, como la Trinidad de la iglesia de Santa Maria de Novella.
En la capilla Brancacci desarrolla su labor y se consolida como artista del Quatrocento italiano.
En la Expulsión del Paraiso (Gén 3, 23-24), Masaccio pone de manifiesto su dominio del dibujo en el tratamiento del volumen de las figuras modeladas en claroscuro y que su gran amigo Donatello, escultor florentino, admiró de él.
Así en la pintura, Adan y Eva nos muestran en sus gestos y en el estudio anatómico, el dolor y el arrepentimiento del pecado cometido.
A diferencia de lo que está escrito en el relato biblíco "que el Señor dios hizo para Adán y su mujer unas túnicas de piel y los vistió" Gen, 3 21); aquí se nos muestran desnudos, aunque Eva intenta taparse al modo de las Venus grecorromanas.
El ángel en la parte superior ejecuta la expulsión y sirve en la composición de unión entre lo celestial y lo terrestre. Sin embargo la presencia del ángel no obedece totalmente al relato del Génesis, donde se habla de querubines: "Dios expulsó al hombre y en la parte oriental del huerto del Edén, uso a los querubines y la espada de fuego para guardar el camino del árbol de la vida".
Se representa al ángel con una túnica roja de pliegues escultóricos que contrastan con los desnudos de Adán y Eva. El símbolo iconográfico de la espada, no es de fuego, sino como símbolo de justicia.
A la izquierda vemos una puerta, pero casi se puede decir que es testimonial, para indicarnos la expulsión, y de ella, salen unos rayos que nos indican la presencia de Dios.
En todo el conjunto vemos el tratamiento de la perspectiva, a pesar de la escasez de elementos; las figuras principales caminando tienen detrás unos pequeños montones de tierra sobre fondo azul. El ángel encima y atrás acentúa ese efecto.

Fuente: Magnificat, nº86
Manuel
 


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