LA GRANDEZA Y LA DEGRADACIÓN DE LA
VIDA.
Ante el asesinato de dos niños, presuntamente por parte de su
padre, hemos visto cómo ha reaccionado la sociedad ante este crimen,
considerándolo como horrible.No soy quién para juzgar a quién va a ser juzgado; no soy
competente para ello. Sencillamente quiero reflexionar sobre dos actitudes
distintas y contrarias ante un mismo hecho, como es suprimir la vida de seres
inocentes.
1.
La
reacción de la sociedad ha sido multitudinaria, pidiendo justicia para el
asesino. Es que es tan absurdo que un padre sea capaz de suprimir la vida de un
hijo pequeño, que cuando sucede un caso como éste, casi nos inclinamos a pensar
que se trata de un ser anormal. Y estoy convencido de que en la mayoría de los
casos lo es.
Me pregunto: ¿es posible que pueda
haber un padre capaz de asesinar a sus dos pequeños inocentes?
Ha sido muy bonita la reacción de la
sociedad y muy reveladora de su sensibilidad ante el hecho del asesinato de dos
niños inocentes.Pero lo que no acabo de comprender es
que no se vea con la misma gravedad el hecho del asesinato de millares y
millares de niños en el seno de sus madres, sin que haya habido una protesta
tan generalizada y una condena social tan fuerte como la que está habiendo en
el caso de los dos niños recién asesinados.
2.
Con
motivo de esta falta de reacción en defensa de la vida, quiero reflexionar
sobre hechos igualmente graves y que ciertos políticos han autorizado
legalmente, pretendiendo hacernos ver que el aborto es un derecho de la madre.
Nos han dicho por activa y por pasiva, que la madre es dueña de su cuerpo, que
lo que lleva en su seno no es todavía un niño, que hemos de respetar la
decisión de la madre en cuanto a privar a su hijo de la vida.. Y vemos a una sociedad (aunque más que una sociedad, a un grupo de
dirigentes políticos) que conceden a la madre el derecho a abortar.
Nadie tiene derecho sobre la vida de
nadie, ni tampoco la autoridad. Y menos cuando se trata de una vida inocente e
indefensa; y menos, cuando es la madre la responsable del asesinato de su hijo.
3.
Planteo
algunas preguntas sencillas que pueden ayudar a pensar:
Lo que hay dentro de una mujer
embarazada ¿es o no es, un hijo vivo
Y si no es un hijo ¿qué es?
¿Los padres deben defender y proteger
la vida de los hijos?
¿El Estado debe proteger también la
vida de los todavía no nacidos?
Por el aborto ¿se defiende o se
destruye la vida del hijo?
Es necesario de que la sociedad se
conciencie de que la vida del personaje más valioso y famoso del mundo, tiene
el mismo valor que la vida de cualquier enfermo terminal o de cualquier niño
todavía no nacido, aunque se sepa que viene con taras. Hay que respetar la vida
d cualquiera como primer valor que hay que tutelar y defender por encima de
todo; especialmente, la vida de los seres indefensos e inocentes, y sobre todo
tratándose de vida de los hijos.
Antonio
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