¿Se puede atribuir a Satanás la oposición de algunos grupos a la venida del Papa a España?

Han pasado ya varios meses sin que el recuerdo de lo ocurrido en torno a las JMJ se me vaya de la imaginación. Fue algo realmente grande y hermoso ver esos dos millones de jóvenes alegres, respetuosos y disciplinados, de tantos y tan diversos países, atraídos por la persona del Papa. Pero al mismo tiempo el triste contraste de esa juventud con la del otro grupo, minúsculo al lado del primero, con aquellas caras de rabia, de odio, y con aquellos gestos indecentes y agresivos. Se diría que estaban como poseídos por Satanás. Y es esto lo que quisiera preguntarle, ¿sería excesivo atribuir al Demonio esa manifestación?
F. S. Madrid







Que Satanás no podía estar contento es claro; que las personas del grupito de opositores no tenían nada de devotos creyentes lo es igualmente; que la exaltación y rabia que manifestaban hacía pensar en la de Satanás, también.
Claro que no podemos ver en todo cuanto de moralmente malo sucede una intervención directa de Satanás. A partir de la caída de nuestros primeros padres en el pecado original, hay mucha maldad en el corazón de sus hijos y éstos no necesitan que el Enemigo de la naturaleza humana les sugiera todo el mal que llegan a hacer.

Sin embargo, cuando el mal toma proporciones universales, como sucede con la cultura de la muerte que va de continente en continente y de país en país, legalizando el divorcio, el aborto, la eutanasia, el desenfreno de la sexualidad, etc. Cuando ideologías como la marxista, con su último engendro, la ideología del género, o la liberal con el suyo, la ideología consumista, arrastran a la juventud hacia el pragmatismo más crudo, el relativismo, el escepticismo y el nihilismo, Yo tengo la convicción de que el origen verdadero de todo ello es Satanás en persona.

Volviendo a lo sucedido durante las JMJ de Madrid, no es Vd. el único en pensar en una intervención diabólica directa. Y a decir verdad algunas fotos reflejaban un odio satánico. Estoy pensando en una particularmente, en la que se veía a un hombre de unos cincuenta años, con los ojos como desorbitados, fuera de sí, increpando a una joven. Con todo, era una excelente foto, captaba perfectamente el contraste entre unos y otros: la joven, asustada pero serena, tenía entre las manos y miraba silenciosa al crucifijo.
Es sabido también que lo sucedido en Cuatro vientos hizo exclamar a muchos, tanto de los presentes, como de los telespectadores: “¡Parece satánico!” Tras el calor abrasador, el viento huracanado, que llegó a llevarse la tienda en la que se encontraban las formas a consagrar durante la noche, y que hizo que no se pudiese distribuir la comunión, como se había preparado, quedando muchísimos sin el consuelo de la misma, la lluvia torrencial… Y el Papa, acurrucado en su puesto, cubierto con un par de paraguas, decidido a quedarse, a pesar de todo, resistiendo en oración… Había motivo para pensar en una intervención diabólica. ¿Lo fue? Dios lo sabe. Pudo serlo. Certeza absoluta no se puede tener.

Pero también aquí se pudo ver el contraste cuando, el comprensible griterío de los primeros instantes cedió en seguida el puesto a los cantos y a la alegría, y más todavía cuando, al exponerse el Santísimo, se produjo un silencio perfecto de dos millones de jóvenes en adoración.
No cabe duda, sea lo que fuere de una intervención diabólica directa, las JMJ de Madrid pasarán a la Historia como uno de los acontecimientos religiosos más bellos y fructíferos de estos comienzos del tercer milenio. Una vez más las Puertas del infierno no han prevalecido contra la Iglesia que Cristo fundara sobre Pedro. Y una vez más los cristianos han sabido responder con amor ante las manifestaciones del odio. Esto es lo nuestro amar: amar a todos, amigos y enemigos, devolver bien por mal, rogar por los que nos persiguen. En esto conocerá el mundo que el Hijo de Dios ha venido a la tierra y vive entre nosotros, para ofrecer a todos la salvación. Gloria y alabanza a Él.
J. . F-C
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PREGUNTA DEL MES DE LOS COOPERADORES PARROQUIALES DE CRISTO REY



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