DALMÁTICA

La dalmática es la vestidura litúrgica exterior del diácono.

Se utiliza en las misas solemnes, en las procesiones y bendiciones, excepto cuando estas procesiones y bendiciones tienen carácter del penitencial, como en Adviento, desde el periodo del domingo de Septuagésima a Pascua de Resurrección, en la bendición de las velas y en la procesión del día de la Candelaria, etc.; es así porque desde los primeros tiempos la dalmática se ha considerado una vestimenta festiva.

La dalmática también es utilizada por los obispos bajo la casulla en la misa pontifical solemne, pero no en misas privadas. No se permite a los sacerdotes llevar la dalmática bajo la casulla a menos que para este efecto se les haya concedido un privilegio papal especial, y entonces sólo para los días y ocasiones que haya autorizado el permiso.

En Roma, y a lo largo de Italia, la dalmática es una túnica con mangas anchas; alcanza las rodillas, está cerrada delante, y está abierta por los costados hasta el hombro.

Fuera de Italia es costumbre hender el bajo de las mangas para que la dalmática se vuelva un manto, como una capa con una apertura para la cabeza y dos partes cuadradas por la caída de la tela de los hombros sobre el brazo.

La ornamentación distintiva de la vestidura consiste en dos rayas verticales que corren desde el hombro al dobladillo.

Según el uso romano estas rayas son estrechas y unidas al bajo por dos rayas cruzadas estrechas. Fuera de Roma las rayas verticales son bastante anchas y la pieza cruzada está en la parte superior del vestido. No hay ninguna regulación acerca del tejido de la dalmática; generalmente se hace de seda en correspondencia al de la casulla del sacerdote con la que debe estar de acuerdo en su color, ya que las ordenanzas referentes a los colores litúrgicos incluyen las dalmáticas.

Puesto que la dalmática es la vestidura exterior distintiva del diácono, cuando es ordenado por el obispo, se viste con ella, y mismo tiempo le dice el obispo: "El Señor le cubra con la vestidura de la salvación y con la vestidura de la oración, y le cubra con la dalmática de rectitud para siempre."
HISTORIA

Según el "Liber Pontificalis" la dalmática fue introducida por Papa Silvestre I (314-35).


Es cierto que ya en la primera mitad del siglo cuarto su uso era general en Roma; entonces, como hoy, los diáconos la llevaban como una vestidura exterior, y el papa la ponía debajo de la casulla. Según la antigua costumbre romana fuera de Roma, los obispos, salvo el papa y los diáconos, no llevaban dicha vestidura sin el permiso expreso o tácito del papa.

Aproximadamente en el siglo décimo a los cardenales romanos se les concedió el privilegio de llevar la dalmática, y también, en el mismo período, los sacerdotes fuera de Roma recibieron igual signo de distinción, sobre todo si eran abades. Así, Juan XIII le concedió el derecho de llevar la dalmática en el año 970 al Abad de San Vicente en Metz.





ORIGEN Y SIMBOLISMO
La dalmática proviene de un vestido del mismo nombre, y por su nombre originario de Dalmacia, y en el curso del siglo segundo probablemente su uso se generalizó en Roma. Pero era sólo la vestimenta sola, y no los adornos de las bandas, estas provienen de Roma, porque los clavi eran un adorno clásico romano de la túnica. La dalmática del pueblo es mencionada a menudo por escritores y se ve con frecuencia en los restos pictóricos de la época imperial tardía, p.e. en el llamado díptico consular. Era una de las vestimentas de las clases más altas; por consiguiente no es sorprendente que se utilizara para uso eclesiástico y después se convirtiera en vestidura litúrgica. Las interpretaciones simbólicas primeras de la dalmática aparecen al principio del siglo noveno, en los escritos de Rabano (Hrabanus) Mauro y Amalario de Metz. A causa de la forma en cruz y de las rayas ornamentales rojas, Rabano Mauro lo considera como símbolo de los sufrimientos de Cristo y comenta que la vestidura recordaba al ayudante en el altar que se ofrecieran como sacrificio aceptable a Dios. Amalario vio en el color blanco un símbolo de la pureza de alma, y en las rayas rojas el emblema de amor al prójimo. Lo que más tarde se dijo del simbolismo de la dalmática es casi una repetición de las palabras de Rabano y Amalario. 

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