San Baudelio de Berlanga y (V)

Mañana celebramos el Domingo de Ramos y para culminar esta serie sobre la hermosa ermita de San Baudelio de Berlanga, comentamos la Entrada de Cristo en Jerusalén; fresco de este lugar y que actualmente se encuentra en el Museo de Arte de Indianápolis, Indiana, Estados Unidos.

Como dijimos anteriormente las pinturas de esta ermita forman un todo homogéneo, y junto a las representaciones de la vida de Cristo, como la Curación del ciego, o la Resurrección de Lázaro, las Tentaciones, las Bodas de Canaa o la Entrada en Jerusalén; tenemos escenas de caza y figuras animales. La fuente literaria para entender esta mezcla de simbología es un libro del S.II llamado el Fisiólogo, que a partir de fábulas griegas describe las especies animales. El libro fue interpretado por algunos Padres de la iglesia, asociando animales de modo simbólico con virtudes o vicios, con esta idea se aplican dentro del arte románico. Así la imagen del elefante tiene una idea de humildad, o el oso se asocia con la imagen de pecado.
El fresco de La entrada de Cristo en Jerusalén que aquí nos ocupa sigue el texto de San Mateo 21, 1-11. Tenemos dos asnos uno grande que lleva al Señor, y otro más pequeño. Los discípulos detrás de Cristo unos junto a otros, tal y como nos aparecen en un capitel, como si no se contara con espacio suficiente: disposición de manos y pies ( esta pintura estaba en una de las paredes grandes laterales, por lo que el artista tenía espacio suficiente ).
Tres de ellos como Jesús llevan en sus manos una vara o caña; uno de ellos en su cabeza presenta tonsura, como reflejo de la vida monástica de estos siglos s.XII-XIII.
Jesús con su mano derecha señala a Jerusalén indicada por las murallas que vemos a la derecha de la pintura, y debajo de ellas dos personajes con ramas, que se adaptan al versículo de San Mateo 21, 8. “cortaban ramas de árboles y los echaban por el camino”.
Recordemos que el románico al artista le basta sintetizar la idea para darnos el máximo del conjunto; así integradas en las murallas de la derecha hay cuatro cabezas que nos presenta el artista para darnos la imagen de la gran multitud que seguía a Cristo.

Sobre idea del Magnificat. nº 85. Manuel

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