El Testamento del Dr. Nathanson

El pasado 21 de febrero, falleció Bernard Nathanson, el
médico que de “rey del aborto”, como se lo llamó, se convirtió en uno de los más
importantes defensores de la vida humana desde la concepción.


En 1992, escribió una carta pública que constituye un testimonio excepcional y
una advertencia a tener muy en cuenta, sobre todo en los países que sufren la
presión abortista para legalizar el crimen abominable del aborto.


“Soy responsable directo de 75.000 abortos, lo que me empuja a dirigirme al
público poseyendo credibilidad sobre la materia.

Fui uno de los fundadores de la Asociación Nacional para Revocar las Leyes
sobre el Aborto en los Estados Unidos, en 1968. Entonces una encuesta veraz
hubiera establecido el hecho de que la mayoría de los norteamericanos estaban en
contra de leyes permisivas sobre el aborto. No obstante, a los 5 años
conseguimos que la Corte Suprema legalizara el aborto, en 1973. ¿Como lo
conseguimos? Es importante conocer las tácticas que utilizamos, pues con
pequeñas diferencias se repitieron con éxito en el mundo Occidental.

Nuestro primer gran logro fue hacernos con los medios de comunicación;
les convencimos de que la causa proaborto favorecía un avanzado
liberalismo y sabiendo que en encuestas veraces seríamos derrotados,
amañamos los resultados con encuestas inventadas y las publicamos en los medios;
según ellas el 60% de los norteamericanos era favorable a la implantación de
leyes permisivas de aborto. Fue la táctica de exaltar la propia mentira y así
conseguimos un apoyo suficiente, basado en números falsos sobre los abortos
ilegales que se producían anualmente en USA.
Esta cifra era de 100.000 (cien
mil) aproximadamente, pero la que reiteradamente dimos a los medios de
comunicación fue de 1.000.000 (un millón). Y una mentira lo suficientemente
reiterada, la opinión pública la hace verdad.

El número de mujeres que morían anualmente por abortos ilegales
oscilaba entre 200 y 250, pero la cifra que continuamente repetían los medios
era 10.000 (diez mil), y a pesar de su falsedad fue admitida por muchos
norteamericanas convenciéndoles de la necesidad de cambiar las leyes sobre el
aborto.

Otro mito que extendimos entre el público, es que el cambio de las
leyes solamente implicaría que los abortos que se practicaban ilegalmente,
pasarían a ser legales. Pero la verdad es que actualmente, el aborto es el
principal medio para controlar la natalidad en USA. Y el número de anual de
abortos se ha incrementado en un 1500%, 15 veces más.

La segunda táctica fundamental fue jugar la carta del anticatolicismo. Vilipendiamos sistemáticamente a la Iglesia Católica, calificando sus ideas
sociales de retrógradas; y atribuimos a sus Jerarquías el papel del
"malvado" principal entre los opositores al aborto permisivo. Lo
resaltamos incesantemente. Los medios reiteraban que la oposición al
aborto procedía de dichas Jerarquías, no del pueblo católico; y una vez más,
falsas encuestas "probaban" reiteradamente que la mayoría de los
católicos deseaban la reforma de las leyes antiaborto. Y los tambores de los
medios persuadieron al pueblo americano de que cualquier oposición al aborto
tenía su origen en la Jerarquía Católica y que los católicos proaborto
eran los inteligentes y progresistas. El hecho de que grupos cristianos no
católicos, y aún ateos, se declarasen pro-vida, fue constantemente silenciado.

La tercera táctica fundamental fue denigrar o ignorar
, cualquier evidencia científica de que la vida comienza con la concepción.

Frecuentemente me preguntan qué es lo que me hizo cambiar. ¿Cómo pasé de ser
un destacado abortista a un abogado pro-vida? En 1973 llegué a ser Director de
Obstetricia en un gran Hospital de la ciudad de Nueva York, y tuve que iniciar
una unidad de investigación perinatal; era el comienzo de una nueva tecnología
que ahora utilizamos diariamente para estudiar el feto en el útero materno. Un
típico argumento pro aborto es aducir la imposibilidad de definir cuando
comienza el principio de la vida, afirmando que ello es un problema teológico o
filosófico, no científico.

Pero la fetología demuestra la evidencia de que la vida comienza en la
concepción y requiere toda la protección de que gozamos cualquiera de nosotros.

Ud. podría preguntar: ¿Entonces, por qué algunos doctores, conocedores de la
fetología, se desacreditan practicando abortos?
Cuestión de aritmética: a 300 dólares cada uno, un millón quinientos
cincuenta mil (1.550.000) abortos en los Estados Unidos, implican una industria
que produce 500 millones de dólares anualmente. De los cuales, la mayor parte
van a los bolsillos de los doctores que practican el aborto.

Es un hecho claro que el aborto voluntario es una premeditada destrucción
de vidas humanas. Es un acto de mortífera violencia
. Debe de reconocerse que
un embarazo inesperado plantea graves y difíciles problemas. Pero acudir para
solucionarlo a un deliberado acto de destrucción supone podar la capacidad de
recursos de los seres humanos; y, en el orden social, subordinar el bien público
a una respuesta utilitarista.

Como científico no creo, yo se y conozco que la vida humana comienza
en la concepción. Y aunque no soy de una religión determinada, creo con todo mi
corazón que existe una divinidad que nos ordena finalizar para siempre este
infinitamente triste y vergonzoso crimen contra la humanidad”.
Dr. Bernad
Nathanson


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