Una plaga de amor


Ronald Laing, psicoanalista, llamado el padre de la antipsiquiatría, que había denunciado los métodos represivos utilizados en muchos manicomios del mundo y que participó en el Congreso de Psicología Humanista, celebrado en Barcelona, España- manifestó: «Sólo la llegada de una gran plaga, de una gran oleada de amor, puede salvarnos».


La violencia desaparecería, la sociedad iría a mejor, la convivencia sería un cielo sobre la tierra... si nos llegara una gran oleada de amor que inundara e invadiera nuestras mentes y corazones.
¬ Porque cualquier trabajo, profesión o condición, sin amor pueden convertirse en meros actos mecánicos, de opresión sin corazón ni alma.

¬ Porque el trato con el más débil, sin amor, puede hacernos duros, inflexibles, unos déspotas causantes de dolor y de lágrimas.

¬ Porque el saber, el poder, la riqueza sin amor pueden llegar a ser opresión, despotismo, sufrimiento para los demás.

¬ Porque amar es darse, es servir, es hacer vivir en calidad la vida del otro.

¬ Porque quien ama se transforma por dentro y por fuera, y transforma a todos cuantos trata...

Juan Pablo II ha dicho: «El sentido de la vida está en el amor. Sólo quien sabe amar hasta olvidarse de sí mismo, para darse al hermano, ¬al otro¬ realiza plenamente la vida propia».


José María Alimbau

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