Idiomas en la Biblia


Los libros sagrados del Antiguo Testamento fueron escritos en tres lenguas: hebrea, aramea y griega.


La mayor parte en hebreo; una parte mínima (algunos fragmentos de Daniel, Esdras, dos palabras del Génesis y Ier 10,11) en arameo y dos libros (Sabiduría y Segudno libro de los Macabeos) en griego. El primer libro de los Macabeos compuesto originalmente en hebreo, nos ha llegado sólo en su versión griega; éste era también el caso del Sirácida (Eclesiástico), hasta que, hace ahora unos sesenta años, se descubrió la mayor parte del texto original hebreo.


Los libros más antiguos se escribieron en hebreo con caracteres fenicios; más tarde se empezó a utilizar la escritura llamada cuadrada, propia de los arameos que, a su vez deriva de la fenicia. En estos caracteres se encuentra escrita la Biblia. En cuanto al Nuevo Testamento, todo fue escrito en griego, excepto por el Evangelio de San Mateo en arameo.


Es importante saber que el griego bíblico no es el griego clásico, sino la lengua popular -la que se hablaba en la calle- llamada koiné y fue usada en Oriente desde la época de Alejandro Magno. De todos modos, la koiné del NT está llena de "semitismos" por el influjo de la lengua y mentalidad semita de sus autores


El griego es esencialmente lógico: el primer problema que se plantea es conocer el origen o principio constitutivo de una cosa; saber equivale, pues, a definir; aprender es abstraer. El hebreo, en cambio, es esencialmente dinámico para él, el mundo más que una realidad que hay que conocer es algo que hay que dominar; para el hebreo conocer es experimentar, actuar.

El griego nunca se cansa de mirar y explorar; mientra que el hebreo tiene una preferencia clara por el oído, porque debe "escuchar" a Dios que le habla, sobre todo, a través de la historia.El griego mira hacia atrás, el hebreo en cambio hacia adelante. En fin, si en la cultura griega se acentúa el sujeto pensante, en la hebrea es el sujeto responsable, porque mientras el griego reflexiona, el hebreo obedece.


Una comparación de ambas lenguas bíblicas, da luz para entender algunos rasgos culturales que los exegetas han de tener presentes a la hora de leer e interpretar las escrituras.


El hebreo y el arameo pertenecen a la familia de las lenguas semíticas. En esas lenguas las raíces verbales son muy importantes. Por eso las consonantes son las principales, las vocales sólo expresan variación en torno al mismo significado fundamental. No así en griego, como en las demás lenguas indoeuropeas, donde las vocales forman parte constitutiva de la raíz.


Tomando en cuenta lo anterior, es como podemos entender por qué a veces es tan difícil leer la Biblia. Las sagradas escrituras fueron escritas en lenguas que correspondían a una cultura distinta a la nuestra. Nuestro modo de expresar los conceptos es distinto del que se usa en aquellos idiomas. Nuestra propia mentalidad y forma de ver el mundo es distinta

Para poder leer la Biblia adecuadamente, debemos tomar en cuanta estas diferencias de lenguaje y de pensamiento para poder comprender mejor qué escribió el autor. En este sentido, de nuevo, es de gran ayuda leer las notas explicativas, pues en ella los especialistas de la Biblia, conocidos como exégetas, nos brindan algunas claves sobre el idioma o la frase empleada.
MUCHAS FELICIDADES A
MANUEL
NIEVES
SOLE (madre)

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