SIN CONDICIONES


En la familia sólo es justo el amor incondicional, que no persigue ni la utilidad ni la conveniencia, que busca el bien del otro por encima del propio. A cada hijo se le quiere con independencia de su comportamiento, de los problemas y de los disgustos que ocasione. Sólo unos hijos que no quieren a su hija pueden proponerle que aborte. En el fondo late una falta de amor, una búsqueda de la propia conveniencia por encima del bien del hijo. Las justificaciones pueden ser muchas. ¿Qué será de ese niño?; nuestra hija no es responsable ni madura; Arruinará su vida. Pues bien, a ese niño le ha sucedido lo peor que le podía pasar: ha muerto asesinado, y poco habrá madurado su madre, porque la responsabilidad se aprende asumiendo las consecuencias de las propias decisiones, de los propios errores y no huyendo de ellas a cualquier precio.


María Jesús Prieto. (Alfa y Omega, 5-11-09)


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