Fijad los ojos en Aquel que es la Luz.


“Jesús se hizo para los humanos el Pan de Vida con el fin de comunicarnos vida. De noche y de día, Él está allí. Si quieres que el amor crezca en ti, regresa a la Eucaristía, regresa a esa Adoración. Cuando uno contempla el crucifijo, entiende lo mucho que Jesús nos amó. Cuando uno contempla la Sagrada Hostia, entiende lo mucho que Jesús nos ama ahora.
Cristo se convirtió en el Pan de Vida porque comprendió la necesidad, el hambre que teníamos de Dios. Y nosotros debemos comer este Pan y la bondad de su amor para poder compartirlo.
La Eucaristía es el signo más tangible del amor de Dios por el hombre, ya que renueva permanentemente su sacrificio por amor a nosotros. Y es la Misa, nuestra oración diaria, el lugar donde nos ofrecemos con y por Cristo para ser distribuidos entre los más pobres.
Nuestra vida tiene que desarrollarse en torno a la Sagrada Eucaristía… fijad los ojos en Aquel que es la luz; acercaos de corazón a Su Divino Corazón; pedidle que os conceda gracia para conocerlo, amor para amarlo, valentía para servirlo. Buscadlo con todas vuestras fuerzas.
No podemos separar nuestra vida de la Eucaristía, porque si llegamos a hacerlo, en ese mismo momento algo se rompe. La Eucaristía es el misterio de nuestra unión profunda con Cristo”.

Comentarios