TRAMPA SADUCEA


La expresión TRAMPA SADUCEA se aplica, en general, a cualquier enigma fundamental planteado para que sea resuelto por la doctrina ortodoxa en cualquier materia o campo ideológico y, por extensión, a cualquier manipulación que se promueve para conseguir que alguien cometa o caiga en un error fundamental y cualquiera que sea la respuesta siempre se le podrá atacar.

Lo que se conoce estrictamente como trampa saducea aparece en un episodio, narrado en los Evangelios de Mateo y Marcos, en el que los miembros de esta secta plantean a Jesús un caso hipotético en el que si una mujer ha tenido siete esposos, cuando resuciten todos, ¿de cuál de ellos será la mujer?. La respuesta de Jesús, es que los saduceos están equivocados sobre la naturaleza de la vida de los resucitados, que no vivirán como maridos y mujeres, sino como ángeles del cielo.

Otros ejemplos. Un día le presentan una mujer sorprendida cometiendo adulterio y le dicen: «La Ley de Moisés manda apedrear a las adúlteras, ¿qué hacemos con ésta?». Si dice que la dejen en paz, lo podrán acusar a él de no respetar la Ley de Moisés y, en consecuencia, castigarlo por ir contra de la ley; pero, si dice que la castiguen, entonces lo podrán acusar de condenar a muerte a una mujer. Otro día le preguntan a ver si es lícito o no pagar el tributo al César. Si dice que sí, le dirán que está en contra de los pobres y oprimidos a quienes el Emperador explota con sus impuestos; pero, si dice que no, lo podrán acusar de estar en contra de la autoridad romana.



LOS SADUCEOS. Su acepción en los dialectos semíticos es -Saddikin- creyentes o sinceros, fueron llamados todos aquellos que negaban la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo. Solo reconocen como Ley El Pentanteuco - La Thorá.

La mayor parte de lo que conocemos sobre los saduceos es por
Flavio Josefo, Los saduceos eran los miembros de la clase alta de la sociedad judía de esa época, por lo que todos los conquistadores buscaron su apoyo para poder someter al pueblo. Esta sumisión al poder les permitía tener los cargos públicos más importantes.


En la época en que vivió Jesús (s. I d.C) se encontraban muy reducidos en su poderío, ya que los romanos les habían quitado su poder político, y parte de su poder religioso (los romanos se reservaban el poder de elegir al sumo sacerdote); además, habían perdido su influencia religiosa ante el pueblo en manos de los fariseos. Casi todos ellos se encontraban residiendo en Jerusalén.

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