CRISTO EN LA CRUZ (III)

Cristo de Velazquez. Fue pintado sobre 1632 a su regreso de un viaje por Italia. En la serena postura del crucificado, algunos críticos han visto una cierta correlación con los de la pintura italiana. Esta es uno de las pocos cuadros de contenido religioso pintado por Velázquez en su etapa palaciega. Respondía a un encargo del monarca, para el Convento de San Plácido. Por la posición del cuerpo, como en descanso, se evidencia que el crucificado aún estaba con vida. Velázquez lo pintó clavado con cuatro clavos, tal como se estilaba en la época, y apoyando sus pies sobre un pequeño travesaño de madera. Se cree que esta forma de crucifixión responde más a la forma como, tal vez, se produjeran estos castigos, ya que el peso de un ser humano difícilmente podía ser soportado sin desgarrarse, por los clavos de las manos. El tratamiento pictórico de este cuadro responde a una época de madurez del pintor, ya que lo realiza con pinceladas sueltas y con un modelado blando que difiere de la precisión más academicista y casi escultórica de su etapa juvenil. Unamuno escribió un largo poema teológico inspirado en la contemplación de este lienzo. (pulsar para leerlo)

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