ANTE UN NUEVO CURSO.

Como cada mes de septiembre, decimos adiós a las vacaciones y nos preparamos

para el comienzo de un nuevo curso, cargado de expectativas ante lo que nos va

deparar, con la inquietud de la novedad, la inseguridad ante los nuevos retos que nos

van a llegar, el esfuerzo para afrontar nuevos proyectos, los encuentros, el día a día.

.Pero sobre todo, dentro de las circunstancias a las que estamos sujetos, no olvidar las

relaciones con las personas, la familia, los amigos. Porque en el fondo lo más

importante es nuestra vida, aquello que más valoramos son las personas con las que

nos relacionamos.

Reflexionar para descubrir qué hacer y cómo hacerlo, en la actual situación, pues cada

uno, puede aportar su grano de arena, todos debemos sentirnos colaboradores.

Tenemos que darnos cuenta de que normalmente podemos más de lo que creemos,

porque contamos con la ayuda de los demás y la fuerza que nos da el Espíritu del

Señor.

La vida de cada persona es un regalo del cielo, la vida de cada persona merece el

máximo respeto. No importa la edad, sólo importa como persona. Cada detalle, cada

gesto, cada caricia, cada sonrisa, cada vez que se llega a tiempo a la vida de los demás,

se dignifica a la persona.

A partir de la pandemia todas las clases sociales se han visto afectadas, en mayor

menor medida. En ocasiones incluso en aspectos esenciales de la vida personal y, lo

que es más doloroso en el proyecto más básico de la organización familiar, incluso hay

personas que se encuentran en situación de necesidad, pero algo les impide

manifestarse abiertamente en demanda de ayuda. Por eso a todos nos urge en seguir

el ejemplo de María en las bodas de Caná. Descubrir las necesidades de otros allí

donde se encuentren, buscar el remedio y proponerlo, devolviendo la confianza

perdida, suscitando nueva esperanza.

Que de la mano de la Virgen, en las circunstancias que estamos viviendo, caminemos

para ayudar al necesitado, al que sufre, al que no tiene trabajo, a tantas personas en

soledad y le demos consuelo y esperanza que les lleven por el camino seguro para

encontrar la gracia de Dios Padre

Que el Señor, por mediación de María, nos bendiga en este nuevo curso y nos

conduzca en la misión que cada uno tiene encomendada según las circunstancias

actuales.

Antonio

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