Curación de un paralítico en Betseda

 Bartolome Esteban Murillo .National Gallery, Londres


El pintor sevillano fue uno de los máximos exponentes de la pintura española del S.XVII. Influido por autores italianos: Reni, Carraci, Caravaggio en cuanto al trato lumínico y las figuras; y de Tiziano y Rubens para el color. Murillo, nunca viajó a Italia, aunque si a Madrid, donde con Velazquez conocerá las grandes colecciones reales del Alcazar. En la pintura de este artista influyó su gran religiosidad que le llevó a ingresar en la cofradía del Rosario del convento de San Pablo en 1644, y a tomar el hábito de la tercera orden franciscana en 1662, y en 1665 ingreso como hermano en la Casa de la Santa Caridad; y es precisamente para el Hospital de esta casa para donde realiza La curación del paralítico. San Jn 5



En la iglesia del hospital frente al Regreso del hijo pródigo se disponía esta obra para recrear la misericordia de visitar y atender a los enfermos.

 
Lo primero vamos a fijarnos en la diagonal que recorre el cuadro, característica del barroco, y que va desde el paralítico, el Señor, y el ángel que aparece en gloria en el cielo, al fondo.

 
Luego en la composición, como Cristo tiende la mano iluminada de misericordia; y dirigiendo la mirada al paralítico, le dice: “levántate, toma tu camilla y echa a andar”, a lo que el enfermo responde: “Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se mueve el agua; mientras voy, baja otro antes que yo”. Murillo hace contrastar la belleza idealizada de Cristo con un mayor realismo del enfermo, donde el torso, las manos y arrugas están muy acentuadas, al igual que las ropas donde se apoya.


A la derecha del señor, tenemos tres figuras, dos sin duda alguna son apóstoles y la que cierra el grupo , vestida al modo de la época puede ser algún noble sevillano, retratado aquí por Murillo.


Detrás de la escena, y dando profundidad tenemos la piscina de Betseda, figurada en una arquitectura clasicista que evoca los cinco pórticos de la descripción de San Juan (Jn, 5,2); “una piscina de cinco pórticos”, “bajo los pórticos yacían muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos….”; y así vemos diseminados a los enfermos que se reparten alrededor de la piscina.


A primer plano, a la derecha vemos un perro, de tonos terrosos, como todo el primer plano de la composición, y junto al paralítico unas vasijas, bellamente pintadas como si las viéramos en un bodegón.

Por último y como recuerdo añado esta foto del mismo lugar: Betseda, junto a la Iglesia de Santa Ana, que se realizó en el viaje a Tierra Santa del Grupo de matrimonios.




Idea sobre Magnificat nº 82
Manuel




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